domingo, 8 de agosto de 2010

Sobre el pánico de escribir

No entiendo mi miedo a escribir. Y parecería un poco estúpido que lo escriba, pero creo que hay fobias que solamente se pueden combatir en el campo de batalla. Existen muchos factores que dificultan mi labor. El primero de ellos es la tipografía y el tamaño de la letra. Me reuso con todo mi ser a escribir cualquier cosa en Times New Roman 12. La sóla idea de que aparezcan palabras negritas clásicas... me pone mal.
Fuera de esas nimiedades, entran otros factores más de fondo, como poder elegir la palabra adecuada. Resulta impresionante la forma en la que el vocabulario es estrecho para poder traducir sensaciones, ideas, sentimientos. Sin embargo, y esto me parece interesante, no sufro el mismo trauma con la comunicación verbal. Al final de cuentas también ahí existe un trabajo de traducción a palabra...Quizá sea el hecho de que lo dicho se puede olvidar, mientras que lo escrito implica un mayor compromiso.
En esa elección de la palabra, en la capacidad de clarificar la idea, se revela una parte de la psique, de la personalidad del escritor. Leerse es similar a verse en el espejo.

2 comentarios:

  1. Me atrevo a decir, sin haberlo meditado mucho, por lo cual podría equivocarme, o más bien contradecirme en lo que pensaría después de meditarlo mucho, pues el hecho de que yo medite mucho algo no significa que después de dicho proceso llegue a una verdad absoluta, que la escritura resulta solo una transcripción del cerebro de una persona. Como todo responde a un contexto histórico, y a un proceso temporal (hasta la escritura, que es un elemento humano que se encuentra en un segundo plano de la conciencia, pensando que no todos analizan el concepto de "escritura" pues es algo intrínseco en cualquier sociedad moderna), debemos pensar que quizá la escritura obtuvo un valor sublime por su poder para transmitir las ideas, y se volvió en muchas ocasiones la única imagen que existía de una persona (obteniendo, para el tema de la escritura, a una "persona" a partir de sus ideas). Sin embargo, creo que leer a Oscar Wilde debe haber sido como hablar con Oscar Wilde (a menos que se haya tratado de algún autor competamente hermético, pero imaginemos que lográramos romper con los fantasmas de la persona y pudiéramos tener una profunda conversación con él). Y es que a diferencia de la pintura, en donde en muchas ocasiones (casi en su mayoría alejadas al conceptualismo que rige nuestros días en éste ámbito, pues e conceptualismo trata de las ideas y las ideas siempre se pueden traducir en palabras, creo yo) se utilizaba o utiliza (una vez más, ahora en menor grado) para transmitir sentimientos inacanzables para las palabras, la literatura se trata de las palabras mismas, y pienso que si uno puede escribir las palabras es porque las puede pensar y viceversa, (a menos, claro, que se trate de un iletrado, o de alguien que narre una obra completa a otra persona pues no puede escribirla por algún motivo).

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  2. Por lo tanto creo que muchas veces, vemos la obra de algún autor como un objeto único, como si estuviéramos hablando de un cuadro, y vemos al autor como otra entidad. Creo que tanto un artista como un escritor son lo mismo que su obra, simplemente la obra es la enmarcación del tratamiento que el creador le da a algún tema. Es la representación por la que se opta acerca del tema elegido por el autor. Pero ambos son uno. Mejor borrar este comentario después pues podría ser terriblemete erróneo y podría arrepentirme en el futuro. O no.

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